Científicamente comprobado, la empatía mejora la salud. Así lo reflejó un reciente estudio que involucró a 220 adultos sedentarios obesos o con sobrepeso.

Los sujetos de estudio, individuos sedentarios expuestos a una gran variedad de condiciones de salud negativas, tendían por naturaleza, a rechazar cualquier exhortación a un cambio de actitud que mejorara su salud, especialmente, los mensajes de salud pública que dicen cosas nada placenteras de escuchar.

Los mensajes de salud pública constituyen un esfuerzo preventivo de las autoridades de salud para promover la educación en el cuidado de la salud. Estos mensajes suelen exhortar a fumadores a dejar de fumar o a personas sedentarias a moverse o mejorar su dieta. Los mensajes tienen un efecto negativo en ciertas personas cuyo impulso natural es sentirse mal acerca de sí mismas, lo que lleva inconscientemente a rechazar el estímulo saludable y activar una defensa natural.

Un obstáculo contra el cambio de comportamiento de las personas es precisamente esta actitud defensiva. Cuando se les anima a las personas a practicar actividad física, a menudo presentan razones por las cuales estas sugerencias pueden ser relevantes para alguien más, pero no para ellos. El estudio en cuestión busca una relación entre la empatía y la receptividad de los individuos a los consejos que motiven a un cambio de comportamiento.

La empatía y la actividad física
Con el fin de derribar estas defensas inconscientes, los investigadores involucraron a los participantes en tareas de auto-trascendencia, comparando sus respuestas con las de un grupo de control no trascendente.

Las tareas de auto-trascendencia requerían que los participantes evocaran valores elevados, como los recuerdos de los seres queridos, mientras, mediante resonancia magnética funcional, se medía su actividad cerebral en tiempo real.

El primer grupo de auto-trascendencia reflexionó sobre las cosas que más les importaban. De elegir “amigos y familiares“, se les pedía centrarse en momentos futuros en los que puedan sentirse cerca de sus seres queridos. Si eligen la “espiritualidad“, se les puede pedir que piensen en momentos en los que podrían conectarse con un poder superior.

El segundo grupo de auto-trascendencia formuló reiterados deseos positivos como gozar de salud y bienestar, tanto para sus seres queridos como para desconocidos, es decir, practicaron la empatía. Mientras tanto, un grupo de control reflexionó sobre sus valores menos importantes. Por último, todos los participantes fueron expuestos a mensajes de salud contundentes que los alentaron a ser más activos o explicaron el peligro latente en su estilo de vida.

La medición de la actividad cerebral de los participantes no solo mostró que eran más receptivos a los mensajes, sino que realmente asumieron un cambio de actitud, tornándose más activos físicamente en las semanas siguientes. En el mes siguiente, los participantes recibieron mensajes de texto diarios que repetían el experimento en miniatura, inspirando en ellos pensamientos auto-trascendentes antes de recibir mensajes de salud. También llevaban rastreadores de actividad física para controlar su actividad.

Resultados significativos
Aquellos que completaron cualquiera de las tareas de auto-trascendencia que involucraban la práctica de la empatía, fueron significativamente más activos y menos sedentarios en el mes siguiente.

Además, durante dichas tareas de auto-trascendencia, las personas mostraron mayor actividad en las regiones cerebrales involucradas en la recompensa y la valoración positiva, comparados con el grupo de control.

La auto-trascendencia es una experiencia valiosa pues cuando se tiene un genuino interés por los demás, ejercitando la empatía, la retribución emocional es intrínsecamente gratificante.

Estas sensaciones gratificantes, pueden llevar a las personas a estar más abiertas a escuchar consejos de salud incómodos pero necesarios. Si primero dejas que las personas se ‘alejen’ y piensen en las cosas y las personas que más les importan, por sí mismas se harán conscientes de que su autoconcepto y autoestima no están ligados a este comportamiento particular debido, en este caso en particular, a su falta de actividad física.

Ahora, no solo se trata de forzar la práctica de la empatía, sino de potenciar los efectos saludables inherentes a que las personas se sientan parte de algo más grande que ellos mismos. Las personas son capaces de hacer cosas por sus seres queridos que probablemente nunca harían por sí mismas. La idea de la auto-trascendencia, cuidar a los demás más allá del propio interés personal, es una fuente potencialmente poderosa de cambio.