Seguro que en los últimos años has oído hablar de las maravillas del CBD para tratar tu piel, reducir el estrés o mejorar el sueño. Es el gran descubrimiento del momento, y con razón. Diferentes estudios han demostrado que el cannabidiol interacciona con nuestro sistema endo-cannabinoide, éste se encarga de mantener el equilibrio y regular casi cualquier función fisiológica.
Hoy os contamos como el CBD resultó ser la cura de Charlotte Figi, una niña con una extraña enfermedad llamada Síndrome de Dravet. Sus padres, después de sufrir junto a su hija cientos de ataques de epilepsia, decidieron probar el CBD con ella y lograron que disminuyera a 2-3 por mes. Sigue leyendo para conocer su historia.
La historia de Charlotte
Cuando Charlotte sólo tenía dos años, comenzaron a manifestarse los primeros ataques, intentaron frenarlos con la acupuntura y una docena de medicamentos, pero nada parecía funcionar, incluso le impedían respirar y casi la dejaban inconsciente.
En 2011, cuando alcanzó su nivel más crítico con un aumento de las convulsiones, su padre decidió buscar en internet nuevas posibles soluciones, hasta llegar a un vídeo de un niño tratado con cannabis medicinal con altos niveles de CBD y niveles correspondientemente bajos de THC (Tetrahidrocannabinol). La familia lejos de ser apasionados del cannabis y de CBD, que no conocían, empezaron a pensar en esa posible cura. La desesperación les llevó a aprovechar esta última oportunidad para intentar salvar a su hija.
En 2014, más de 41 niños utilizaron la variedad creada para Charlotte en Colorado, y todos informaron de una reducción significativa del número de convulsiones
Se aventuraron a comprar flores CBD para extraer el medicamento CBD de las flores, ¿el resultado? Su primer día sin convulsiones. Pasó de tener unas 300 a la semana, casi dos al día, a tener una convulsión cada siete días.
Una historia inspiradora que, después de tanto esfuerzo y lucha, logró ver la luz con el CBD. Charlotte comenzó a vivir, pudo disfrutar de una comida con sus padres, charlar con amigos, salir a caminar o montar en bicicleta.
La variedad especial hecha para Charlotte lleva ahora su nombre: La telaraña de Charlotte (La telaraña de Carlota). En 2014, más de 41 niños la utilizaron en Colorado (EE. UU.) y todos informaron de una reducción significativa del número de convulsiones.
CBD y miel: La clave de ‘The Beemine Lab’
The Beemine Lab, nos contactó para dar voz a esta esperanzadora historia, que como ves, desmonta las ideas preconcebidas sobre el CBD. Esta marca madrileña de dermocosmética con CBD + miel, surge en 2018 como resultado de la observación de las abejas y estudiando su contribución a nuestras vidas. Durante ese tiempo, el equipo aprendió todos los beneficios que tiene la naturaleza y el poder tan increíble de juntar dos ingredientes naturales como son la miel y el CBD.
Las principales propiedades de la dermocosmética con CBD y miel son la antiinflamatoria, antioxidante y antimicrobiana. Con esto se consigue aliviar las molestias de la piel como rojeces, picor o acné y luchar contra las bacterias que puedan dañarla.
“Queremos ayudar a nuestros clientes a que descubran los beneficios naturales de la unión de estos dos ingredientes tan positivos para nuestra piel”.
De hecho, la marca dona el 10% de sus beneficios a la apadrinación de colmenas y todos sus productos tienen más del 95% de ingredientes naturales. Incluso, producen en España y son cruelty free.
Otro de sus grandes propósitos es desmitificar los tabúes en torno al cannabis e impulsar su potencial. Ahora es tu turno, ¿te animas a probar la cosmética natural?
En La Cara Buena del Mundo estamos deseosos de seguir recibiendo estas grandes acciones y poder compartirlas con todo el mundo. Descubre todos los productos de The Beemine Lab en este enlace y empieza a añadir calma e hidratación a tu rutina.